Fue una experiencia constructiva, al escenificar y dramatizar el cuento "EL SUEÑO DEL PONGO"del autor José María Arguedas Altamirano.
Este cuento nos habla sobre la discriminación e injusticia que se vivió en los andes de nuestro país y en especial en la casa ascienda "Viseca" donde se aconteció dicho cuento. Este cuento nos enseña a respetar a los demás y que existe un todo poderoso que se encargara de nuestras almas bajo la justicia divina.
LIBRETO TEATRAL DEL SUEÑO DEL PONGO
NARRADOR (Pamela)
PERSONAJES:
·
PONGO (Lenin): Indígena con ropa haraposa y
sucia.
· PATRÓN (Omar): Hombre terrateniente de una buena
poción social, injusto, mandón y dueño de la Casa Ascienda.
·
SIRVIENTE 1 (Cristian): Capataz de posición
media y mano derecha del Patrón.
·
SIRVIENTE 2 (Saly): Mujer indígena.
·
SIRVIENTE 3 (Ruth): Mujer indígena.
·
SIRVIENTA 4(Juliza): Mujer indígena.
·
COCINERA (Soledad): Mujer indígena mayor.
· SAN FRANCISCO (Ruth): Santo justo, quien es
venerado por el patrón y toda su servidumbre.
·
ÁNGEL JOVEN (Juliza): Ser celestial de
apariencia joven.
·
ÁNGEL VIEJO (Hilda): Ser celestial de una
apariencia mayor.
·
ÁNGEL (Saly): Ser celestial que sirve a San
Francisco.
ESCENARIO: Una hacienda escondida entre cerros.
ACTO 1:
NARRADOR: en
una antigua ascienda llego un hombrecito, como era siervo iba a cumplir el
turno de Pongo, de sirviente en la gran residencia, él era todo pequeño, de
cuerpo miserable, de ánimo débil y todo lamentable. El hombrecito iba con temor
hacia el patrón. Apenas lo vio el patrón, este trato de contener la risa
irónica.
PATRÓN:
jajajaja
PONGO: Buenos
días Taytay
PATRÓN: ¿Eres
gente u otra cosa?, Que te pasa no sabes hablar, habla te digo, ¡¡habla!!...
Por lómenos sabrás lavar las ollas, como manejar una escoba; por que con estas
tus manos… que parecen no valer nada. Pongo eres… bienes a servir aquí, sin
recibir ningún pago, ni recompensa… (Dirigiéndose a los demás empleados). hey
ustedes llévense esta basura de aquí (aventando al pongo contra el piso).
SIRVIENTE 1:
(dirigiéndose a los demás empleados) No escucharon el patrón, ordeno que se
lleven al pongo... muévanse ociosas.
SIRVIENTA 2:
Ay… yo… no quiero tú corre.
SIRVIENTA 3:
Ay… ven conmigo.
SIRVIENTE 1: ¡¡Apúrense!!
… hay mucho que hacer.
NARRADOR: El
hombrecito todo en cuanto lo ordenaban lo hacía bien, pero había en su rostro
tristeza y temor.
COCINERA:
Haber papay… coge la escoba y ponte a barrer los corredores… (el pongo se aleja
cogiendo la escoba).
NARRADOR: Algunos
siervos se reían al verlo, otros se compadecían de el.
SIRVIENTA 2: jajaja…
que risa me da ese pongo, parece niño con cara de vizcacha… mírenlo que risa me
da… jajaja
SIRVIENTA 4:
Pobre pongo, parece esclavos de esclavos.
COCINERA:
Huérfanos de huérfanos, hijo del viento y de la luna… el frio en sus ojos, el
corazón puro tristeza.
NARRADOR: El
hombrecito no hablaba con nadie, todo cuando le mandaba trataba de cumplirlo.
SIRVIENTE 1:
Hey tu basura!!!… tu basura que no me escuchas (le coge del brazo al pongo y lo
dirige hacia él) Mira… óyeme bien más te bale cumplir con lo que yo te digo… o
ya verás (le hace mirar su látigo) te cae duro… Ya ponte a barrer todo el
patio.
PONGO: Si
papacito.
ACTO 2:
NARRADOR: Al
anochecer los ciervos se dirigían al patio central para rezar el Ave María. En
el corredor el Patrón martirizaba siempre al Pongo.
PATRON:
(Dirigiéndose al pongo) De rodillas!!!... creo que eres perro… ponte de cuatro
patas ladra!! Ladra!!... ladra como perro.
PONGO: No
puedo Taytay.
COCINERA: (murmurando) Pobrecito Pongo.
PATRÓN: anda de
costado jajaja..
PONGO:
(caminando de costado)
PATRÓN:
Regresa… pobre diablo… jajaja (se retira de escena burlándose del pongo)
SIRVIENTE
1: Jajaja… Miren indios lo que le pasa a este pobre indio…
miren… como es maltratado por el patrón… eso les va a pasar a cada uno de
ustedes si no cumplen con su función, así que más vale que hagan muy bien todo
lo que se les ordena.
NARRADOR: El
pongo imitaba exactamente la figura de uno de los animalitos, cuando permanecen
quietos como orando entre las rocas.
PATRÓN: (se
dirige al pongo) Alza las orejas como vizcacha!!... vizcacha eres… ponte de dos
patas!!... empalma la mano. (Se retira de escena).
NARRADOR:
Todos rezaban el padre nuestro (Todos los siervos rezan en voz alta). En el
oscurecer los siervos bajaban del corredor y se dirigían al caserío de la
ascienda.
Y a si era
cada anochecer en aquella residencia… Todos los siervos se retiraba tristes de
la ascienda. Pero una tarde, cuando el corredor estaba colmado de gente de la
ascienda; cuando el patrón empezó a mirar al pongo con sus ojos densos, ese
hombrecito hablo muy claramente.
PONGO:
(arrodillado) Hoo… Gran señor, deme su licencia… padrecito mío quiero hablar.
PATRÓN: ¿Qué?
Tu eres quien me hablado u otro.
PONGO: Tú
licencia padrecito, es a ti a quien quiero hablarte (se pone de pie).
PATRÓN: Habla
rápido si puedes (se sienta frente al pongo)
PONGO: Soñé a
noche que habíamos muerto, los dos juntos aviamos muerto.
PATRÓN:
¿Cómo? Tú conmigo… cuenta rápido maldito indio.
PONGO: Como
habíamos muerto, estábamos casi desnudos frente a nuestro Padre San Francisco.
NARRADOR: Y así
fue como el Pongo; narro su sueño a su patrón, sin saber este, del gran
significado que guardaba aquel sueño.
ACTO 3:
SAN FRANCISCO:
Veamos que tenemos aquí, (examinándolos) Un hombre rico y otro pobre, Han de
conocer aquí su destino… cada uno díganme cuánto valen.
PATRÓN: Pues
yo valgo mucho… muchísimo, como todas las estrellas juntas del cielo.
PONGO: Yo
papacito no se pues cuanto valgo.
SAN
FRANCISCO: Ya he decidido… Tú (señalando a un ángel) busca al ángel más hermoso y que este acompañado de un
ángel pequeño, también el más hermoso y que traiga una copa de oro con la miel de chanca-ca la mas trasparente.
ÁNGEL: Si mi
señor (se retira en busca del ángel joven)
NARRADOR:
Ambos hombres escuchaban con atención a San Francisco, enseguida aprecio un
ángel brillando alto como el sol, fue caminado hacia el padre, detrás del el
marchaba otro menor llevando una copa de oro.
SAN FRANCISCO:
Ángel mayo Cubre a este hombre (dirigiéndose al patrón) con la miel de chanca;
que tus manos sean como plumas cuando pase por el cuerpo del hombre.
ÁNGEL JOVEN: Si mi señor.
PATRÓN: Así
debe ser porque para mí siempre debe ser lo mejor.
SANFRANCISCO:
Que de todos los ángeles venga el de menos valer, el más ordinario y que ese
ángel traiga un tarro de gasolina y en el excremento humano.
ÁNGEL: Como
usted lo pida, gran y sabio señor.
NARRADOR: Un
Ángel que ya no valía, viejo de patas escamosas, y de alas débiles llego ante
el gran padre San Francisco.
SAN
FRANCISCO: Oye viejo embadurna el cuerpo de este hombrecito con el excremento
que ay en la lata que has traído… Todo el cuerpo, de cualquier manera cubre lo como puedas,
rápido.
ÁNGEL VIEJO:
Si padre como usted ordene.
NARRADOR: El
ángel viejo sacando el excremento, lo cubrió así como se hecha barro en la
pared sin cuidado, y estaba allí el Pongo sucio y avergonzado lleno de
excremento.
ÁNGEL: No entiendo
nada gran y sabio señor, si usted es tan justo… ¿Por qué hace esto?
SAN
FRANCISCO: Así mismo tenía que ser… ahora no interrumpas mi sentencia.
ÁNGEL: Hoo si
padre usted sabe lo que hace.
NARRADOR: San
Francisco volvió a mirarlos con sus ojos que colmaban en el cielo, juntando la
noche con el día y el olvido con la memoria.
SAN
FRANCISCO: Todo en cuanto a los ángeles tenían que hacer ya está hecho, ahora
lámase lentamente el uno al otro por los siglos de los siglos.
PATRÓN:
Hooo…nooo (arrodillándose)
NARRADOR: En
ese mismo instante; aquel ángel viejo recupero sus fuerzas y su color divino.
SAN FRANCISCO:
Vigila que mi sentencia se cumpla eternamente, por los siglo de los siglo.
ÁNGEL VIEJO:
Si padre celestial… Lámanse!!!
NARRADOR: Desde
entonces el padre Sanfrancisco vigila a ambos hombres.