Un libro que habla de dos inquietos ratoncitos,
Fisgón y Escurridizo, y dos hombrecillos no menos activos: Hem y Haw, los
liliputienses. Los cuatro viven en un laberinto lleno de sorpresas y
enseñanzas, en uno de cuyos recodos hay un queso que les da la comida y les
presta abrigo. Todas las mañanas, como dice el autor –el psicólogo y médico
Spencer Johnson, genio de la ciencia motivacional contemporánea, gurú, uno de
los grandes de la filosofía empresarial y para ejecutivos–, estas cuatro y
alegres criaturitas se acicalan y se peinan, y salen a buscar su pedazo de
queso. Pero un día el queso ya no está, ha desaparecido, y esta novedad plantea
una revisión de fondo en el comportamiento de Hem y Haw y de Fisgón y
Escurridizo. No hay que olvidar que estamos ante un gran libro, por lo cual
todo en él, absolutamente todo, es una metáfora; una sutil evocación de lo que
no está dicho. El destino de estos cuatro entrañables personajes que nos han
robado el corazón desde la primera línea, es un verdadero “teatro del mundo”,
un espejo del alma. El laberinto es la realidad, las dificultades, y la manera
en que los dos ratones y los dos enanos sortean sus desafíos da cuenta de las
razones por las que la gente suele triunfar o fracasar en la vida real.
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